Chatroulette

El poder de Internet en las relaciones humanas se ha visto confirmado con el auge de las redes sociales. Pero la tecnología permite muchas más formas de conocer la grandeza y desgracias de los seres humanos.

Chatroulette es el último fenómeno que arrasa en Internet. Esta web creado a finales del año pasado ha obtenido un rápido crecimiento en sólo unos cuatro meses debido sobre todo por lo atrevido de su concepto y la sencillez de utilizarlo, mucho más que Facebook y otras redes sociales. Además, no es necesario registrarse, por lo que se navega en Chatroulette de forma anónima. De ahí, su popularidad y tal vez, sus mayores problemas, sobre todo cuando se trata de menores.

Chatroulette propone de una manera muy simple y sencilla contactar con miles de usuarios a través de una webcam. Ver y ser vistos. Lo que siempre se ha hecho, pero con la novedad que todo esto se produce a través de una forma aleatoria. El morbo y la curiosidad del sitio, es que al conectarnos, no sabemos con quien vamos a chatear: desde una despampanante chica mostrando escote, hasta un grupo de amigos o gente masturbándose. De ahí, que esta web deba ser restringida por los padres para evitar que los niños se conecten a ella. Chatroulette avisa que la web sólo es accesible para mayores de 16 años y prohíbe que los usuarios se desnuden, pero por desgracia estas advertencias nunca se cumplen.

Imaginación al poder
Este “invento” nació de la imaginación de un adolescente ruso de 17 años Andrey Ternovskiy, que seguramente se convertirá en un personaje muy rico si Chatroulette sigue con este imparable aumento de popularidad. Al tener cerca de 1.000 visitas en Noviembre de 2009 cuando empezó a funcionar, las últimas mediciones en Marzo ya se mide por varios millones de usuarios y Alexa ha colocado la web entre las más visitadas de la red.

Lo más increíble de todo es que la gestión de la web se realiza desde el domicilio de Andrey y se financia a través de un simple enlace a un sitio de contactos. Evidentemente, si Chatroulette evoluciona, su interfaz se hará más compleja y necesitará de servidores más potentes.

Pero ahora no es necesario. A diferencia de los complejos servidores que supervisan las bases de datos de redes sociales como Facebook, Meetic o Keteke, las máquinas controladas por Chatroulette se limitan a asignas IP´s de forma aleatoria para que los usuarios contacten entre sí. Son los ordenadores de los propios usuarios los que se encargan de todo el trabajo, por lo que es necesario que se disponga de un buen ancho de banda para conseguir una buena comunicación. De todo lo demás se encarga una simple aplicación de Adobe Flash en la que se basa Chatroulette para que funcionen las videoconferencias.

El arte del exhibicionismo
Chatroulette no ha hecho más que volver a los primitivos sistemas de chats que no se sabe con quien se hablaba porque no veíamos sus datos como ocurre en las redes sociales. La novedad es que podemos ver y escuchar a quien chatea, y sobre todo, no sabemos “quién nos va a tocar”.

Este anonimato en Chatroulette, ha propiciado que se prodiguen los contactos que se desnudan, se masturban o empiezan a insultar sin motivo alguno. Ya es sabido, que en la Red de Redes, muchos muestran su verdadera personalidad de gente maleducada. Pero no hay que estigmatizar este tipo de chats. También es posible conocer gente divertida, casi siempre muy joven, y una excelente forma de practicar el idioma inglés, escribiendo en la línea de mensajes o bien mediante videoconferencia.

El otro “peligro” de la página se debe a que muchos utilizan vídeos grabados a través de aplicaciones de webcams virtuales que muestran una imagen pregrabada. Pero el truco cae rápido tras unas líneas de conversación o se pide que se haga algún gesto como levantarse. De todas formas, si la persona al otro lado no nos gusta, el botón “next” rápidamente corta la conversación y nos asignará otro contacto.

Lo mejor de Chatroulette es probarlo y comprobar que afortunadamente, siempre surgen novedades para divertirse en Internet.

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